Crepes de quinoa blanca y pollo

Chenopodium album d

Por Danilo Incerti

Esta deliciosa receta lleva a tu mesa valores nutritivos y sanadores únicos, el de los «yuyos», directo de la fuente generosa de la Naturaleza a tu plato. Las hierbas silvestres que tanto abundan por todas partes en nuestro extenso país y que solemos ignorar, en este caso la quinoa blanca, son un excelente medio para enriquecer tu alimentación y la de los que amas; sumando los sabores clásicos de los panqueques y del pollo al potencial regenerativo y vitalizante del organismo de los yuyos. Ideal para introducir a niños y adolescentes en el mundo apetitoso de las plantas que la Tierra nos regala.

Receta:

 Ingredientes para el relleno de las crepes:

  • Aproximadamente 400 gramos de hojas de quinoa blancas lavadas y cocidas
  • Medio pollo
  • Dos cebollas medianas
  • Cuatro dientes de ajo
  • 150 gramos de queso parmesano
  • Sal
  • Aceite de oliva
  • Tres hojas de laurel
  • Tomillo
  • Salvia
  • Sal

Para la masa de las crepes (ingredientes para 10 panqueques):

– 330 gramos de harina integral (pueden usar también harina de centeno, de excelente sabor y textura o mezclarlas)

– 10 gramos de sal gruesa

– 75 cl de agua fría

– 1 huevo

Preparación:12767357_10208461446484132_1743888165_n

Ponemos la mitad del pollo a fuego alto en una olla de arcilla con la parte sin piel hacia abajo. Lo dejamos asar con la tapa puesta durante unos 15 o 20 minutos aproximadamente, hasta que comienza a dorarse. Luego lo damos vuelta, bajamos la hornalla a fuego medio y le agregamos las dos cebollas cortadas en rodajas finas, dos dientes de ajo enteros, por si más tarde deseamos quitarlos, las hojas de laurel, una pisca de salvia (lo que toman dos dedos juntos). Antes de colocarla tapa nuevamente para dejar cocer hasta el fin, condimentamos con sal y tomillo a gusto, y agregamos uno o dos vasos de agua de acuerdo a tu intuición. Es posible que durante la cocción debamos agregar algo más de líquido. Si tienen caldo de verduras le dará mejor sabor y aportaremos parte de la riqueza de las legumbres a nuestras crepas.

Por favor tratar de evitar los caldos comprados en el supermercado. Este plato busca liberarnos gradualmente de los productos industrializados para regalarle a nuestro cuerpo alimentos que además de ser sanos y nobles, son gratis y en muchos casos están libres de agroquímicos como es el caso de la quinoa blanca. Sino tienen caldo de verduras que han cocido ustedes mismos, les sugiero agregar agua simplemente. Cocinamos la carne hasta que se desarme. La idea es que una vez esté todo frío podamos desmecharla con los dedos para convertir el pollo en fibras. Cuando terminemos, ponemos a reposar en una fuente. Si la dejamos una noche completa en la heladera, los sabores se integraran todavía más logrando deliciosos gustos y perfumes armonizados y reposados. Por último te sugiero comprar un pollo criado en el campo en mejores condiciones de vida y alimentado con cereales y no solo con alimentos balanceados.

A continuación, colocamos en un bol las hojas de quinoa blanca previamente lavadas, cocidas y bien escurridas, tratamos de eliminar el excedente de líquido de la cocción. Para cocinar las hojas de quinoas blancas es mejor no utilizar agua sino cocerlas directamente en sus propios jugos como si fueran espinacas o acelgas. Usamos solo hojas y semillas, y desechamos en el compost los tallos y ramitas. Después picamos los dientes de ajo restantes y se los agregamos a la preparación. Rallamos el queso parmesano y lo sumamos también. Condimentamos con sal y de aceite de oliva a gusto. Mezclamos bien.

Los crepes

Para ir terminando, nos resta hacer las crepes. Estos panqueques originarios de Bretaña hoy pertenecen al patrimonio culinario de la humanidad, como las pastas o pizzas por ejemplo. En casi todo el planeta se comen estos platos simples y ligeros. Adoro los panqueques con banana y dulce de leche de niño.

En una ensaladera o tapper profundo mezclamos las harinas en caso de usar integral y de centeno junto con la sal gruesa. Hacemos una especie de volcán con la mezcla y con la ayuda de un cucharón de madera vertimos agua en dos o tres veces, suavemente, revolviendo la preparación, hasta obtener una masa lisa y espesa a la que le agregamos el huevo para dar un bonito color dorado a la hora de la cocción. Cuando tenemos una suave masa, le ponemos un papel film y la dejamos reposar de una a dos horas en la parte inferior de la heladera donde el frío es un toque más leve.

Por último, unimos en un bol la quinoa blanca con el pollo y corregimos sal y especies en caso de ser necesario. Engrasamos la sartén panquequera con un algodón embebido en aceite. Vertimos una cucharada de la masa, tratando de cubrir todo el interior para que la crepa sea bien redonda y lo más amplia y delgada posible. Es normal que la primera se pegue, y la segunda, no importa, ¡después te vas a chupar los dedos! Esperamos que el panqueque se coloree y ayudándonos de una espátula lo damos vuelta. Ponemos un cucharón con la cantidad que creamos conveniente del relleno y dejamos cocinar en torno a un minuto. Doblamos tres puntas de la crepa y la presentamos en forma de triángulo sobre el plato; si se te ocurre otra manera bienvenida creatividad. Si tenemos a mano alguna hoja de hierbas frescas, como perejil, albahaca o incluso romero o ruda por ejemplo, podemos colocar una hojita a modo decorativo y un hilo de aceite de oliva.

Bebida sugerida: sidra seca servida en tazas de cerámica.

A disfrutar: ¡buen provecho!

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