El Quemadito

El Quemadito

Leyenda de Catamarca   Esta leyenda tiene un origen real El Quemadito es, hasta la actualidad, un santo popular nacido en medio de los enfrentamientos entre unitarios y federales en el punto del camino entre Miraflores y Huillapina (Catamarca) en el que se encuentra  una cruz. En esa cruz cuelga un tarrito de hojalata para … Leer másEl Quemadito

El Chapino

El Chapino

Leyenda Gaucha (Santa Fé)   Si viaja uno por los muchos pueblos de la Argentina encuentra en distintos lugares nombres que tienen historias a cuál más interesante, como esta que vengo a contarles sobre el nombre Chapino. El chapino fue una de las postas del camino real que partía de la zona de Ancalú[1] , … Leer másEl Chapino

Las Mujeres Mandan Hasta Hoy

Las Mujeres Mandan Hasta Hoy

Cuento Folclórico Un día cierto santo tuvo una discusión con Dios. Ignoro cómo comenzó la discusión, solo me han contado que el santo afirmaba que él hombre debía ser la autoridad superior en el hogar y Dios, que podía que sí podía que no. Porfiado el santo  le apostó a Dios que seguro eran más los … Leer másLas Mujeres Mandan Hasta Hoy

Leyenda de Hunuc Huar

Leyenda de Hunuc Huar

Leyenda Huarpe   Cuentan los huarpes que el primer poblador de los territorios de Cuyo fue Hunuc. Hijo de la montaña y del sol. Hunuc era libre de disfrutar de todo lo que la naturaleza le ofrecía en su generosidad. Sin embargo llegó un día en que un deseo irrefrenable comenzó a carcomerle el corazón: … Leer másLeyenda de Hunuc Huar

El Zonda Leyenda del Noroeste

El zonda

Leyenda Huarpe

Súbitamente el aire se calienta, desaparecen las nubes, desciende la humedad tanto como el ánimo de la gente, que arrastrada por un sopor angustiante, se apresura a regresar a sus hogares. ¡Es el Zonda[1] que ya llega! El Huayra Puca, o «Viento de las brujas», el temible viento caliente que se cuela por entre las piedras de la pirca y las quinchas de los ranchos, reafirmando una vez más el castigo que la Pachamama[2] impuso a esta tierra por culpa de un indio soberbio.

Y así cuenta la leyenda…

Cuando el viento Zonda aún no existía, habitaban los Huarpes[3] en los valles calchaquíes[4]. Gozaban de abundante pesca, caza y frutos que la Pachamanca les concedía generosa. Era en ese tiempo Gilanco (al que algunos llaman Huanpi y otros Tokonar) cacique de la tribu.

Gilanco se sentía orgulloso de sí mismo al punto de resultar soberbio, cierto es que no había mejor cazador que él, ni guerrero más valiente y atrevido. Ninguno tan admirado por su valor y temido por su arrogancia.

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El Origen del Río Negro Leyenda Mapuche

El origen del Río Negro

Leyenda mapuche

 

Todo tiene un origen, también los ríos y hoy les vengo a contar el origen del Río Negro[1]

Eran tiempos mágicos en la Patagonia Argentina. Tiempos en que el mundo humano y el divino se entrecruzaban en la trama del destino creando lo que nunca había existido y lo existe eternamente. Fue en esos tiempos en los que nació el Río Negro, y así lo cuenta la leyenda….

Mucho antes de la conquista, dispersas por la vasta tierra se asentaban las tolderías mapuches. Entre ellas intercambiaban productos, se establecían matrimonios y muchas veces compartían las caserías. Neuquén hijo de un lonco[2] del norte era muy amigo de Limay, hijo de un lonco del sur. Les gustaba juntarse para salir de caza persiguiendo guanacos, bañarse en los lagos o simplemente compartir sus sueños. Más que amigos eran hermanos y lo hubiesen seguido siendo de no ser por una voz que irrumpió en su mundo de camaradería creando una fisura.

Sucedió una de las tantas tardes compartidas. Estaban persiguiendo un guanaco que lograba escurrirse una y otra vez, cuando de pronto escucharon una voz maravillosa y seductora. Intrigados siguieron la melodía hasta la orilla del lago Huechulafken[3], descubriendo en su orilla a una jovencita tan hermosa que sus corazones parecieron incendiarse de pasión.

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Zapam Zucum

ZAPAM- ZUCUM Leyenda Aymará

Leyenda Aymará

 

Según algunos esta divinidad es original del pueblo de Vichigasta (La Rioja).

He andado muchos caminos encontrando en cada uno cuentos y leyendas que se trasmiten de boca a oreja desde tiempos lejanos.  Caminando en la voz de las historias que recorren Jujuy, Salta, Catamarca y tantas otras regiones me he encontrado con Zapam-Zucum, un personaje legendario, o mejor sería decir una mujer. No cualquier mujer, no…una muy especial que les invito a conocer.

Dicen que todo es según el cristal con que se mira, prueba de ellos es la contradicción que existe en el modo de describir a este personaje. Para unos  Zapam-Zucum es una mujer joven y hermosa, de femeninos rasgos aindiados, ojos negros  brillantes y agudos. Largo y lacio cabello renegrido que le cae más allá de la cintura. Blancos como la nieve de las montañas donde vive son sus manos y sus pies. Libre de toda atadura social, anda desnuda sin ocultar nada, ni siquiera sus descomunales pechos que agitándose al andar van cantando Zapam-Zucum Zapam-Zucum Zapam-Zucum… De tanto oír este canto, quienes la escucharon este nombre le han dado.

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Leyenda Las Aguas del Bermejo

Leyenda del Norte Argentino

Rojas son las aguas del Bermejo

Rojas como la sangre y la furia

Rojas las que habían sido de clara transparencia

y serena pesca.

 

 

En el tiempo en que los años se contaban por lunas, y los causes de los ríos están libres de grandes embarcaciones cargadas de extraños, vivían cerca del río Bermejo dos tribus que deslizándose en canoas talladas de un único tronco de timbó o aguaribay, seguían la corriente pescando dorados y pacúes. Por entonces las aguas del río eran claras como las de sus vecinos: los ríos Pilcomayo y Uruguay. Así afirman las tribus que aún recuerdan la causa de tan drástico cambio.

Sucedió en ese tiempo que tobas y matacos, enemigos acérrimos, combatían sin cesar por adueñarse del río, de la abundante pesca que él brindaba, de la libertad para sumergirse en sus aguas frescas en las tardes calurosas, o para sentarse a sus orillas en las noches de luna; que la hermosa y decidida hija del cacique toba fue capturada por guerreros matacos.

leyenda del rio bermejo

Duro fue al comienzo la vida de la joven cautiva, más pronto sus captores se le hicieron menos extraños, al descubrir que no eran tales las diferencias que unos y otros aseguraban tener. Claro que a esto contribuyó el haber conocido al apuesto hijo del cacique con quien comenzó a pasar largas horas caminando tras las huellas del ciervo de los pantanos, conversando bajo la sombra de un urunday, nadando en el río, entre miradas y sonrisas que tejieron el amor.

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¡Criollo Machito!

¡CRIOLLO MACHITO!

Cuento de Campo

 

Ocurrió este verídico relato en un pueblo de la provincia de Buenos Aires, hace ya como cien años. El comisario local, cansado de tener puros gringos[1] ente sus milicos, hizo corre la voz de que se necesitaba un buen criollo[2] para vigilante. Exigía para otorgar la vacante un candidato valiente, capaz de aguantarse unos tiros sin pestañear.

Uno por uno iban pasando por el despacho e invariablemente el comisario comenzaba así su interrogatorio:

—¿Sos valiente vos?… A ver… ¡aguantate éste!— y sin más le sacudía un balazo al sombrero.

Si salían corriendo o torcían el gesto, quedaban desechados, pero lo mismo sucedía si tan solo pestañeaban. Ahí nomás el comisario les daba unos pesos para que se comprasen otro sombrero y los despedía.

Se presentó al fin un criollito enjuto que aseguraba ser más “agalludo” que nadie. El comisario le miró desconfiado, repitió sui consabida pregunta y le disparó sin más. El jovencito ni pestañeó. Sorprendido el comisario le echó otro disparo a la blusa. El criollo ni se movió.

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Taamta y el Metal Sagrado

Taamta y el metal sagrado

 

Leyenda Tehuelche

 

Allá en tierras de la Patagonia, cuentan que en los tiempos antiguos, cuando no se conocían caballos ni invasores barbudos, en un profundo cráter volcánico, en la meseta del Lago Buenos Aires[1],  vivía una mujer con poderes mágicos, que ninguna otra podría igualar. Su nombre era Taamta. Nunca se supo su origen, ni el nombre del padre de su hijo. Quizás fuese hija de algún dios, quizás no. Quizás fue la madre tierra quien le otorgó sus dones, o fue ella quien supo extraerlos de su propio espíritu. Lo único cierto es que existía.

Taamta poseía poder sobre los animales y las plantas con quienes convivía pacíficamente y a los que amaba tanto como a su único hijo. A todos dispensaba sus cuidados y no había secreto de la naturaleza que no conociera.

Un mal día el zorro, de quién todos conocemos su naturaleza tramposa y provocadora, siempre dispuesto a jugar y a hacer picardías, asustó de tal modo a los pacíficos animales que estos huyeron en gran desorden, desbandándose en todas direcciones. Al oír el desacostumbrado ruido, Taamta abandonó sus tareas y salió para ver qué ocurría. Ignorante de la causa comenzó a correr a pie, intentando rodearlos y reunirlos en majadas, para poder luego arrearlos de regreso al cráter, donde desde siempre habían habitado.

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Lo que vale un güeso bien puesto

 

 

 

 

 

Cuento de campo

Dicen que sobra ingenio en el campo y de eso doy fe. Vaya este cuento campero que me han contado como ejemplo fiel.

La peonada estaba de fiesta, la cosecha había concluido  y el patrón les agradecía con una celebración muy especial pues se sentía henchido de satisfacción al saber que su hija mayor muy pronto se casaría con el doctor. Como es sabido en estas fiestas la comida, la música y la bebida circulan sin cesar modificando los ánimos, impulsando a bravatas y juergas tanto como a los ardores del amor. Así sucedió ese día.

Esa misma mañana el doctor le había enviado al patrón una yunta de hermosos caballos zainos[1], aún potrillos, como agradecimiento por darle la mano de la niña. Todos los peones acudieron a verlos compitiendo entre ellos a ver quién se les animaba. Un tape[2] jovencito, aprendiz de domador y bravucón apostó que él lo haría y sin dar tiempo a nada entró al corral y de un salto montó al zaino más alto, que de un simple corcoveo lo arrojó lejos ante la carcajada de todos los presentes, dejándolo magullado y avergonzado.

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Choiols el origen de la Cruz del Sur

Choiols, el origen de la Cruz del Sur

Choiols, el origen de la Cruz del Sur
Leyenda Tehuelche: Choiols, el origen de la Cruz del Sur

Leyenda Tehuelche (Aónikenk)                

 Choiols el origen de la Cruz del Sur es una hermosa leyenda sobre el origen de la Cruz del Sur.

Hace tantos años que no se pueden contar, mucho antes de la llegada de los españoles, los Chonkes[1] acostumbraban cazar con el sistema de Aorke[2] a todo tipo de animales y de ese modo obtenían alimento, pieles y todo lo necesario para la vida. Sucedió en ese tiempo que un gran avestruz macho arisco y ligero se les escapaba una y otra vez. Sintiéndose ofendidos en su destreza decidieron darle caza a como diese lugar.  Empeñados en el desafío lograron cerrar el cerco, más cuando los boleadores a punto estaban de arrojar sus armas, el astuto avestruz logró sortearlos y escapar entre los matorrales en dirección al sur.

Los chonkes corrieron tras él al grito de: ¡No escapará! ¡Shotel, shotel![3]  gritaban los más adelantados a los que iban a la zaga, dado que entre las matas se enredaban las boleadoras. Las flechas cruzaron el aire, sin clavarse ni una en el cuerpo de avestruz.

Casi lo habían perdido cuando un jovencito lo descubrió y corrió tras él seguido por unos pocos jóvenes. Detrás quedaban los más ancianos y los animales desconcertados al ver que por una vez sus enemigos de siempre no les perseguían.

Al filo de la meseta, nacía en ese momento el bello arco iris anunciando el fin de la lluvia. Hacia allí se dirigía el avestruz con sus cazadores detrás. Todo era carrera y gritos, zumbido de iatchicoi[4]  y desesperación de la presa.

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Leyenda Patagónica DE CÓMO SE REPARTIÓ LA TIERRA DEL SUR

Leyenda Patagónica DE CÓMO SE REPARTIÓ LA TIERRA DEL SUR

Leyenda Alacalufe

 

Mucho antes de la llegada de los conquistadores, en la inmensa extensión de la Patagonia, vivían distintas tribus: Tehuelches, Selknam, Alacalufes y Yaganes. Todos iban de un sitio a otro hasta que en un momento al mar fueron Alacalufes y Yaganes y en tierra firme quedaron Tehuelches y  Selknam. DE CÓMO SE REPARTIÓ LA TIERRA DEL SUR y porqué unos tomaron el mar como hogar y otros la tierra firme, trata la leyenda que te voy a contar. Y así se cuenta:

Eran tiempos terribles aquellos en los que los cuatro pueblos que habitaban las tierras del sur pugnaban en feroces guerras por apropiarse de todo el territorio para obtener caza segura para su pueblo. Más como nada es eterno, llego el tiempo en que estas guerras continuas los fueron llevando al exterminio. Comprendiendo las irreparables consecuencias que sobrevendrían de continuar así, los cuatro jefes tribales decidieron dejar a un lado sus diferencias por un momento y buscar juntos el modo de traer la paz. Buenas eran sus intenciones, poca su habilidad. Ya estaban a punto de combatirse entre ellos cuando en un último intento decidieron pedir la intervención del Ser Supremo, rogándole que les ayudase a encontrar una solución.

Cada cacique hizo sus rogativas y sacrificios a su propio creador. Apenas concluir cayeron dormidos como piedras. Al despertar cada cacique contó su sueño, y para asombro de todos, los sueños eran ¡un mismo sueño!

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Leyenda de Maitén y el dios del lago

Leyenda de Río Negro- Argentina

 

Esta historia que me han contado y hoy les cuentos sucedió en el tiempo en que las tierra del sur se vestían con las tolderías y el ir y venir de las tribus.

En una de esas tolderías, alzada en la cercanías del lago Nahuel Huapi, vivía la bella Maitén, quién,  como era costumbre en su pueblo, estaba prometida desde pequeña a Coyán. Tal era su hermosura y simpatía que muchos jóvenes debían hacer esfuerzos para admirarla en silencio, pues sabido es que nunca trae fortuna amar a la mujer de otro.

Coyán amaba a la muchacha y afortunadamente ella lo amaba a él. Juntos jugaban, compartían las tareas diarias, reían y  soñaban con la familia que construirían.

Dicen los que saben que la felicidad no dura para siempre; y así sucedió con la dicha inocente de estos jóvenes; un mal día en que dos indios pehuenches, llegados de lejos para cazar, descubrieron a Maitén a orillas del lago. Fue verla y quedar prendados de su hermosura al instante, y al instante siguiente ya peleaban para ver cuál de los dos se quedaba con ella. Antes de que la ira los cegara, recapacitaron comprendiendo que no era bueno que dos hermanos peleasen rompiendo así sus fuertes lazos de sangre. Prometiéndose que no habría entre ellos celos ni venganza, decidieron dejar que fuese ella quien decidiese. De inmediato se le acercaron a preguntarle.

Pasada la primera sorpresa al verse sorprendida por extraños, Maitén les escuchó con respeto y con idéntico respeto les agradeció la propuesta explicándoles que era del todo imposible pues ya estaba ella prometida desde pequeña y amaba a su futuro esposo.

Grande fue la furia de los jóvenes al sentirse desairados y juraron  no darse por vencidos.  Con este fin dirigieron sus pasos a casa de una vieja adivina, a la que exigieron que les ayudara para que uno de ellos desposase a la jovencita.

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