Leyenda Huarpe
Súbitamente el aire se calienta, desaparecen las nubes, desciende la humedad tanto como el ánimo de la gente, que arrastrada por un sopor angustiante, se apresura a regresar a sus hogares. ¡Es el Zonda[1] que ya llega! El Huayra Puca, o «Viento de las brujas», el temible viento caliente que se cuela por entre las piedras de la pirca y las quinchas de los ranchos, reafirmando una vez más el castigo que la Pachamama[2] impuso a esta tierra por culpa de un indio soberbio.
Y así cuenta la leyenda…
Cuando el viento Zonda aún no existía, habitaban los Huarpes[3] en los valles calchaquíes[4]. Gozaban de abundante pesca, caza y frutos que la Pachamanca les concedía generosa. Era en ese tiempo Gilanco (al que algunos llaman Huanpi y otros Tokonar) cacique de la tribu.
Gilanco se sentía orgulloso de sí mismo al punto de resultar soberbio, cierto es que no había mejor cazador que él, ni guerrero más valiente y atrevido. Ninguno tan admirado por su valor y temido por su arrogancia.